El rencor

Muchas personas afirman no guardar rencor a nadie de su pasado, incluso por más dolor que les infligieran. «Ya está olvidado» afirman y son sinceros cuando lo dicen, lo que ignoran es que el rencor se oculta en lo más profundo de nosotros para poder seguir, en ocasiones, con esas mismas personas o no liberar nuestro enfado o rabia que tal vez acabaría con esa relación conyugal, familiar o de amistad.

Es una decisión difícil pero mientras sigas con este tipo de personas no acabarás siendo realmente feliz. No me refiero a heridas puntuales que se pueden perdonar, me refiero cuando te siguen hiriendo o ninguneando y tú te empeñas en seguir a su lado.

Os relataré una historia a la que tuve acceso pues provenía de una paciente de 26 años.

Resulta que su padre murió de cáncer de pulmón cuando ella tenía dos años, pues en cierto momento de la terapia surgió el rencor que sentía por su padre. Me dijo que estaba muy enfadada con su padre y que no podía perdonarle, dado que él siguió fumando hasta el último momento de su vida, comentó» si me hubiera querido habría dejado de fumar y no se habría marchado»; seguramente oyó a su madre cuando le repetía a su marido que si no dejaba de fumar se iba a morir. Me relató lo dura que fue su vida sin un padre y cómo se metían en el colegio con ella por no tenerlo.

Os aseguro que todos guardamos rencor aunque no seamos conscientes de ello y que el rencor es un freno en nuestra vida si queremos que nuestra autoestima evolucione y ser tan felices como merecemos.

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